Blog El camino de la oración
¿Dónde rezar?
Una iglesia, por su recogimiento, silencio y penumbra, puede ser el lugar ideal para rezar en comunidad, o incluso a solas. Sin embargo, me gustaría recordaros que Dios es omnipresente, que está en todos los sitios, que si aceptamos su naturaleza cósmica Dios es la totalidad del Universo y la existencia, por lo que todo el Universo es sagrado. Cualquier lugar del mundo es apropiado para rezar.
Propongo que, si todavía no lo hemos hecho, incorporemos la oración a nuestras vidas cotidianas. Acordaros de Dios todos los días y no solamente el domingo.
Forma cósmica de rezar
En los artículos anteriores he escrito sobre rezar considerando a Dios un ser personal, pero Dios también es un ser cósmico. En cuanto ser cósmico Dios es su obra, es la totalidad del Universo, incluye toda la naturaleza, los astros y la suma de todas las almas. Somos gotitas de agua en un océano que es parte de Dios. Ese Dios que también es el verbo.
Para rezar así basta con amar a otro ser vivo, pues él o ella también forman parte de la Vida. Basta con contemplar el mar, o cualquier otro paisaje, disfrutando de su belleza. Basta con cantar, o escribir, o escuchar música, o realizar cualquier actividad sana que nos haga gozar. Para rezar así basta con amar profundamente la experiencia que es vivir.
El compromiso con Dios
Hay mucho material en redes sociales con citas bíblicas con promesas de Dios. Él se compromete a ayudarnos a cumplir nuestros sueños, a protegernos a nosotros y a nuestras familias, incluso a pelear nuestras batallas. Eso está bien. Es cierto que Dios nos ama y nos ayuda mucho. Además, en momentos de crisis, consuela de verdad encontrar todos esos mensajes en Internet.
Pero una relación auténtica no es sólo recibir, sino dar y recibir. ¿Qué le ofrecemos nosotros a Dios? ¿Con qué nos comprometemos con Él?
Podemos prometerle que vamos a luchar por nuestros sueños, que vamos a hacer ese curso que nos hace falta, que no le vamos a decepcionar, que vamos a tener siempre fe, que vamos a quererle siempre...
Amarás a Dios 2
Leo oraciones en redes sociales y me asombra ver que a Dios le tratamos con mucho respeto y gratitud, lo que es genial, pero con poco cariño.
A Dios hay que quererle y demostrárselo con acciones y palabras. Llamarle Señor implica mucho respeto pero es muy frío. Yo prefiero llamarle Vida, enviarle besos y abrazos y despedirme de Él con un Te amo. Creo, sinceramente, que el respeto es compatible con la ternura, pero, claro, me doy cuenta de que cada persona tiene su manera de rezar y eso debe ser respetado.
Sea como sea, Dios está muy cerca de nuestros corazones y eso debe reflejarse en la forma de rezar. Recemos con emoción. Sintiendo amor.
Amarás a Dios
Tengo la sensación de que en algún momento nos equivocamos y confundimos a Dios con los tres Reyes magos, por eso le abrumamos con peticiones. Eso no es amar a Dios.
Sospecho que Dios echa de menos a millones de personas que solamente se acuerdan de Él en la tormenta o el día del sorteo de la lotería de Navidad.
Amar a Dios es terminar nuestras oraciones con un Te amo y queriendo ser útiles a su voluntad. Amar a Dios es darnos cuenta de que le asombra nuestra locura colectiva e intentar servir, en lo que podamos, a la sanación de la humanidad. Amar a Dios es amar al prójimo y amarnos a nosotros mismos.
En tus oraciones, si pides algo, pídele a Dios que te indique el camino para serle útil, para que se haga su voluntad.
Sugerencias para rezar
Hoy te hago sugerencias para esos días en que no tienes nada que contar a Dios pero sientes el impulso de rezar.
Aprovecha esos días para darle las gracias a Dios por todo lo que tienes. Por respirar, por amar, por estar vivo... por tu trabajo, por la gente que te quiere, por tus cosas. Siempre hay motivos para agradecer.
También son buenos momentos para poner tu vida en manos de Dios y pedirle que te guíe y que te cuide. Confía en Dios.
Lo esencial en una oración 🙏
No voy a enseñar aquí a rezar de corazón ya que, intuitivamente, todos sabemos hacerlo, pero sí quiero insistir en que lo esencial de una oración es ser sinceros y confiar en Dios.
Hace años escuché a una persona quejarse de que sus oraciones de gratitud no eran atendidas. "Pero ¿tú sientes gratitud?", dije. Ella me miró como si le estuvieran pidiendo algo imposible. "Ya. Además hay que sentirlo". Y se marchó renegando, quejándose y enfadada con la Vida.
Rezar no es dar las gracias para conseguir beneficios. Tampoco es pedir y pedir y seguir pidiendo como niños malcriados. Se pueden pedir cosas, yo lo hago, pero lo esencial no es eso sino comunicarse con Dios a través, principalmente de la emoción que provocan en nosotros mismos nuestras palabras y silencios.
Una sola lágrima, sin palabras, puede ser una oración.
Mi manera de rezar
Yo rezo por escrito. Redacto cartas para Dios. Lo hago a mano y cuando termino de escribir destruyo las cartas para no dejar huella. A Dios le cuento mis secretos, lo que siento, las cosas que quiero hacer, mis proyectos, mis sueños, mis problemas y mis experiencias Se lo cuento todo. Y lo destruyo porque me doy cuenta de que esas páginas revelan mucho sobre mí.
Al escribir cartas a Dios me hago consciente de muchas cosas sobre mí y mi entorno que antes no sabía. Él, o ella, es mi confidente. A veces le llamo Dios y a veces Vida. Depende del momento y del estado de ánimo, pero le trato siempre con confianza y con cariño. Rezar por escrito me tranquiliza y disfruto haciéndolo.
Una bonita manera de rezar
A veces se encuentran vídeos bonitos navegando por Internet. Esta noche he visto uno del Papa Francisco recomendando una bonita manera de rezar.
Consiste en ir enviando breves mensajes a Dios a lo largo del día. Hacer una pequeña pausa para decir "te amo, Dios" o bien decir, al cabo de un rato "gracias". Y atender siempre la respuesta de Dios.
El vídeo está en Instagram, en italiano pero subtitulado al portugués, entre los reels. Merece la pena verlo.